¡Encantada de conocerte! Soy Lola García Giménez
Estudié Nutrición Humana y Dietética y Técnico Superior en Dietética con un enfoque integrativo para poder ayudar a mujeres que sufren de problemas crónicos de piel.
Con el fin de disponer de más herramientas para mi trabajo también he recibido formación en Nutrigenética y Nutrigenómica, en Herbodietética y en Nutrición con enfoque en Medicina Tradicional China.
A lo largo de los últimos 10 años he acompañado a muchas mujeres en su proceso de reconciliación con su piel, ayudándolas a recuperar una piel sana de manera natural.
Deja que te cuente mi historia
Era junio de 1985 y tenía 14 años. No sé de dónde eres o qué edad tienes, pero los que estudiamos EGB (lo que ahora es Primaria) en España teníamos que pasar un examen para conseguir el título del Graduado Escolar.
Como supondrás era la primera vez en mi vida que me veía sometida a un nivel de estrés prolongado y… mi cuerpo estalló.
De la noche a la mañana mis manos y los dedos de mis pies se inflamaron, llenos de ampollitas minúsculas llenas de líquido que picaban como guindillas. Rascarse hasta arrancar la piel era inevitable, aunque esto, más que ayudar, empeoró la situación, ya que el picor no se fue, pero había añadido heridas abiertas y sangrantes.
Y así fue como me examiné y comencé un periplo por consultas de dermatología
El diagnóstico era claro, dermatitis dishidrótica.
El tratamiento también era sencillo, crema con corticoides de por vida.
Junto con el primer brote de eccema también adquirí alergias cutáneas al polvo, la tiza, los detergentes y algunas cosas más que ya no recuerdo.
¡¡Todo iba a ser para siempre, las alergias y los corticoides… o eso es lo que me dijeron y yo creí a pies juntillas los siguientes 25 años!!
Nunca tuvieron en cuenta la importancia de la nutrición y el estilo de vida cuando de salud se trata y esta fue la clave para descubrir que contaba con el poder de curarme, igual que tú
Las alergias y los corticoides iban a ser para siempre, o eso me dijeron y creí durante 25 años
Lo que no tuvieron en cuenta es la importancia de la nutrición y el estilo de vida cuando de salud se trata y esto fue la clave para descubrir que contaba con el superpoder de curarme,
igual que tú
Bien, ahora puede que te estés preguntando cómo lo hice, qué pasos di para recuperar la salud de mi piel, y esto requiere otra historia, la de mi hija Lola.
Era octubre de 2007 y ella tenía 15 años. Le diagnosticaron candidiasis (un sobrecrecimiento de unas levaduras intestinales) que le producía unas molestias muy intensas. Aquí comenzamos un periplo por consultas de ginecología. Dos largos años de vistas a más de 6 ginecólogos,. Cremas, óvulos vaginales, tratamientos orales… y nada funcionaba.
Si eres madre ya puedes imaginar la angustia que yo vivía como consecuencia de la de mi hija.
Un día, por casualidad, llegó a mis manos un libro que hablaba sobre las infecciones por cándidas y proponía una dieta y un protocolo que seguimos a rajatabla, yo compraba y cocinaba y mi hija comía y sanaba. Cuatro meses fueron necesarios para curar su infección.
No podía creerlo. No había necesitado medicación, sólo comida, tranquilidad y amor (de madre, claro). Un nuevo mundo se desveló y la frase hipocrática “que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento” cobró pleno sentido.
Descubrí el poder transformador de la cocina, la alquimia del fuego, el superpoder que hace despertar tu salud natural.
Comencé a estudiar Macrobiótica, una filosofía culinaria y de estilo de vida basada en la Medicina Tradicional China. Aprendí nuevas técnicas de cocina, nuevos ingredientes, el daño que los alimentos refinados causan en nuestro cuerpo, lo perjudicial que es el estrés y la desconexión con uno mismo y con la comunidad. Aprendí mucho y muchas más cosas, pero lo que más me impactó de todo es que el diagnóstico de dermatitis dishidrótica que había recibido hacía 25 años, no era una cadena perpetua, no era alérgica ni al polvo, ni a la tiza, ni a los detergentes, ni a cosas que ya no recuerdo.
La salud de mi piel no dependía de un tubo de crema, sino de mi alimentación y mi estilo de vida.
Te imaginas lo poderosa que me sentí cuando descubrí que mi piel había sido liberada.
Ahora tenía que transmitir el mensaje y para eso me formé y adquirí experiencia profesional.